Por Carlos Uzcátegui
Algunos pozos profundos de agua que han funcionado durante muchos años, con el tiempo y debido principalmente a la falta de mantenimiento van disminuyendo su producción, a tal punto que la eficiencia de la producción de agua del pozo es tan baja que anteriormente se solía abandonar la instalación y construir un nuevo pozo en las cercanías; o se sustituía por una fuente de agua superficial. Esto fue una práctica común en Venezuela entre los años 1970 y 1990, donde muchos pozos fueron abandonados y sustituidos por captaciones superficiales y plantas de potabilización de tipo convencional.
El grave deterioro que presentan actualmente muchas de las captaciones superficiales, incluyendo las tuberías de aducción, a obligado repensar nuevamente el uso de los pozos abandonados. Esto significa rehabilitar todas las instalaciones hasta lograr en lo posible la producción que tenia inicialmente.
La rehabilitación de un pozo profundo de agua comprende la restauración no solo del pozo o la perforación como tal, sino también sus instalaciones eléctricas y mecánicas a su estado inicial o incluso mejorarlo con ayuda de distintos tratamientos o métodos de reconstrucción. Sin embargo, el procedimiento de rehabilitación no está exento de errores que pueden comprometer el éxito de los trabajos. Algunos de los errores más comunes que se cometen en el procedimiento de rehabilitación comprenden:
1. No realizar un diagnóstico del pozo.
Antes de iniciar el proyecto de rehabilitación, es necesario realizar un diagnóstico previo del pozo para evaluar su estado actual, identificar el estado de su deterioro y determinar las medidas más adecuadas para su recuperación. No realizar este diagnóstico puede conducir a una rehabilitación ineficaz, incompleta o innecesaria. El diagnóstico previo del pozo debería incluir
a) Una inspección visual.
b) Una medición del nivel estático y dinámico del agua
c) Una prueba de bombeo
d) Un análisis de la calidad del agua
e) Una prueba de cámara de televisión.
Estas pruebas van a permitir obtener información sobre la profundidad, el diámetro, el caudal, la presión, la turbidez, la conductividad, el pH, la presencia de bacterias, la integridad del revestimiento, el estado del filtro de grava y la localización de las zonas obstruidas o dañadas del pozo.
2. No seleccionar el método de rehabilitación más apropiado
No todas las técnicas de rehabilitación son adecuadas para todos los pozos. La falta de comprensión de las condiciones específicas del pozo, la geología circundante y los problemas específicos que enfrenta puede llevar a la elección incorrecta de técnicas de rehabilitación.
Existen diversos métodos de rehabilitación de un pozo profundo de agua, que se pueden clasificar en mecánicos, químicos o combinados.
La aplicación excesiva de productos químicos o procedimientos mecánicos puede dañar la estructura del pozo. El uso indebido de ácidos, solventes u otras sustancias químicas agresivas puede corroer el revestimiento o afectar la calidad del agua. De manera similar, el uso excesivo de métodos mecánicos, como el cepillado, puede desgastar el revestimiento, comprometiendo su integridad.
La aplicación excesiva de procedimientos químicos o mecánicos puede resultar en perforaciones dañadas, fracturas en revestimiento, obstrucciones adicionales y, en última instancia, una disminución en la eficiencia de extracción de agua.
3. No seguir las normas de seguridad y calidad
El procedimiento de rehabilitación de un pozo implica el manejo de equipos, herramientas y sustancias que pueden representar un riesgo para la salud y la seguridad de las personas y el medio ambiente., Es indispensable por ello seguir las normas locales de seguridad y calidad establecidas para cada actividad, como el uso de equipos de protección personal, el almacenamiento adecuado de los productos químicos, el control de los residuos generados a lo largo de todo el procedimiento, el monitoreo de las condiciones del pozo y el cumplimiento de los estándares de calidad del agua. No seguir las normas de seguridad y calidad puede ocasionar accidentes, intoxicaciones, incendios, explosiones, contaminaciones o sanciones legales.
4. No realizar un seguimiento posterior al pozo
Después de completar el procedimiento de rehabilitación del pozo, es necesario realizar un seguimiento posterior en todas las instalaciones para verificar su funcionamiento, evaluar su rendimiento y prevenir futuros problemas. El seguimiento posterior al pozo debe incluir una prueba de bombeo, un análisis de la calidad del agua y una inspección periódica. Estas acciones permiten comprobar si el pozo ha recuperado en realidad su capacidad de producción de agua, si el agua cumple con los parámetros de potabilidad y si el pozo mantiene su estado óptimo. No realizar un seguimiento posterior al pozo puede derivar en una pérdida de la inversión, una reaparición de los problemas o una degradación del mismo.
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